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Cuando hablamos de quinoa, surgen muchas dudas sobre en qué grupo de alimentos se enmarca. Conocida también como el grano de oro de los Andes, se trata de una semilla que está considerada pseudocereal.
Con origen en América Latina, se consume desde hace más de 7 000 años y la palabra proviene de la lengua quechua. Como dato curioso, cabe decir que el 80 % de la producción mundial se concentra en Ecuador, Perú y Bolivia.
Pese a que sus propiedades nutricionales son las mismas, existen tres clases con sus particularidades:
Quinoa blanca: Es la que más se consume y la más conocida. Contiene menos calorías que las demás, recomendada para personas que estén vigilando la ingesta y cuidando la dieta. Tiene un sabor muy sutil y es muy rica en proteínas. De entre los tres tipos, es la que aporta más fibra y menos carbohidratos, favoreciendo la pérdida de grasa y fortaleciendo músculos y tejidos.
Quinoa roja: Se trata de la más parecida a la anterior, baja en calorías y muy nutritiva. Baja en grasas, varía en que tiene muchos carbohidratos, por lo que se convierte en un alimento muy completo para deportistas. En cuanto a su preparación, requiere de unos minutos más de cocción que la variante blanca.
Quinoa negra: Hablamos del tipo más novedoso, ya que nace de un híbrido entre la semilla de quinoa y la de espinaca. Contiene altos niveles de litio, que ayuda a reducir la sensación de estrés y disminuye los síntomas de depresión. También tiene propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias.
Tras esta información, podemos contestar a muchas preguntas que surgen acerca de la quinoa. La principal es ¿la quinoa engorda? La respuesta es no. Incógnita también es la manera de tomarla. En ensaladas, sopas o cremas o quinoa inflada en el desayuno, a modo cereales, son alguna de las formas de comerla.
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